jueves, 21 de mayo de 2009

Viaje Soñado

Desde que era pequeñaja, soñaba con ir a México, no me preguntéis el por que, quizás porque los veranos de mi infancia y adolescencia los pasé en el pueblo de mi madre, en el oriente asturiano, de donde hace muchos años hijos del pueblo salieron ha hacer las Américas, e hice grandes amigos en el pueblo que eran hijos o nietos de aquellos que tiempo atrás se habían ido, quizás porque en alguna ocasión mi madre me contó que mi abuelo había ido a hacer las Américas y regreso antes de lo previsto, quizás porque en otra vida viví en México y fui feliz, no se… el caso es que siempre soñé con hacer ese viaje.

Cuando empezamos con los preparativos de la boda, solo pensábamos en lo más básico para la celebración, omitimos lo que nos parecen gastos absurdos y hacer una boda que pudiésemos pagar sin empufarnos un montón de años con el banco, lo que pretendíamos era que la gente que viniera se lo pasase bien y disfrutase del día. Empezamos por poner en las invitaciones que tenían que venir totalmente informal, que era una fiesta de prau, que deciros que pensando en sufragar todos los gastos para 145 invitados, no podíamos permitirnos hacer un viaje de novias cruzando el charco, que era lo que nos apetecía, nos teníamos que conformar con unos días en Canarias o Mediterráneo (español), que se va ha hacer, no se puede tener todo…

¡Pues sí!, se puede… unos meses antes de la boda, en una celebración con mis hermanos, nos sentaron a Laura y a mi en el sofá, y todos ellos hermanos, cuñadas y cuñado, colocados frente a nosotras de pie como si fueran un coro que nos iban a deleitar con un concierto, no fue así pero casi, porque lo que nos dijeron nos sonó a música celestial, “nuestro regalo de bodas es… el viaje de novias a MEXICO”, que hermanos y cuñad@s tenemos mas guays, ehhh?.

Y así fue, dos días después de la boda, y después de recoger todo el montaje que habíamos hecho para la fiestuqui y que no pareciese que había pasado nadie por la finca, allí estábamos, en la T4 embarcando rumbo al Yucatán, no os imagináis la emoción que sentía. Después de un montón de horas en el avión, alguno más de lo normal, ya que tuvimos que rodear el huracán IKE que estaba sobre Cuba, aterrizamos en el aeropuerto de Cancún, cuando pise tierra mexicana me apetecía besar el suelo, no lo hice por vergüenza. Alguien me había advertido que saliéramos despacio del aeropuerto, que el contraste de temperatura era brutal, aajjj!, bastante me acordaba yo de la dichosa advertencia, yo solo pensaba en salir de allí y fumarme un cigarro (entonces fumaba), así que ahí nos veis, casi tirando de mi mujer porque ya no aguantaba mas las ganas de fumar, yo veía la puerta de salida y mas ansias me entraban, ya llegamos, se abre la puerta y … zzzaaaaasssss!!!!!, fue como una bofetada, casi se me quitaron la ganas de fumar, de repente rompimos a sudar como que estuviésemos debajo de una ducha, casi cuarenta grados de temperatura y el 100% de humedad, y pregunte:
.- ¿esta es la temperatura habitual?
.- casi... termina de caer un chaparrón de agua de la “colita” de huracán… - me contesto la guía que nos esperaba en el autocar que nos llevaría al hotel.
Con lo cual… dos caladas al cigarro para quitar el mono y al autocar que tenia aire acondicionado, ya iríamos poco a poco acondicionándonos al clima.
Durante el viaje al hotel, nos dan las explicaciones y advertencias de rigor… que no contratéis esto, que contratéis lo otro, lo típico, para al final cada uno hacer lo que nos da la real gana, y, advertencia muy importante, los mosquitos… quien no traiga un antimosquitos, en cuanto lleguemos al hotel que se lo compre, porque, como serán los dichosos mosquitos que allí les llaman “mosquitosaurios”, y no precisamente por el tamaño, porque en realidad no son grandes, pero pican a muerte, y nosotras aterrorizadas, que somos mujeres previsoras y el antimosquitos estaba en la maleta, pero es que cualquier bichito minúsculo que pique o muerda a nosotras que viene.
Una hora y pico mas tarde de coger el autocar estábamos en el hotel, en Playa del Carmen, típica bienvenida con coctel a la bajada del autocar en el living del hotel, calor mortal, registro en la recepción y nos llevan a el edificio que nos había tocado en un carrito de esos como los que hay en los campos de golf, nosotras por un lado y las maletas por otro, y ¿que creéis que paso?, pues lo que tenia que pasar, en el trayecto desde el living a la habitación nos picaron los “mosquitosaurios” por encima de la ropa, llegamos a la habitación con un montón de picaduras. Ese fue el recibimiento que nos hicieron los dichosos mosquitos.

Continuara.

2 comentarios:

  1. Jope, que guay, todos vuestros sueños se hacen realidad, ¡qué envidia! pero sana, eh?...
    Hoy tengo un día OFF total, vaya ascuuuu.
    Un besinnn y a seguir así

    ResponderEliminar
  2. mosquitosaurios???

    Vale, si voy a Méjico prometo llevar una armadura debajo de la camiseta. Gracias por el consejo.

    Ahora espero no olvidarme.

    ResponderEliminar